Tenerme toda para mí

Eve Alcalá G.

El COVID-19, un virus de apenas 0.00002 centímetros ha puesto en jaque a la humanidad. Muchos países se encuentran en cuarentena para frenar el contagio de ese pequeñín. El encierro voluntario está siendo la realidad de una parte de la población, la que puede permitirse quedarse en casa.

“¡Me voy a volver loca! ¡Qué voy hacer tanto tiempo encerrada en casa! ¡Qué voy a hacer con les niñes! ¡Me voy aburrir pronto!” Esas son algunos sentires que he escuchado a mi alrededor.

Este es un gran momento para ir hacia dentro de nosotras, de estar ahí, con ese miedo, curiosidad, o culpa, y darnos chance de habitar el placer. Pues si llega el fin del mundo que nos agarre con las manos en la vulva, el ano y la vagina.

Cuando llegué al mundo, éste me dijo que venía incompleta. Que para ser feliz tenía que encontrar a mi otra mitad, como si por ser mujer estuviera condenada y tuviera que hallar el remedio a la soledad. Sola eres la mitad. ¿La mitad de qué?

Me enseñaron que el vínculo sexo-afectivo más importante era el amor de pareja. Que si yo no tenía este amor estaba incompleta. Ahora, sé que ser sola para una, y saber cómo procurarse el placer, el cariño, y el amor, es sumamente revolucionario, libertador y afectivo.

A las mujeres nunca nos enseñaron a pedir o expresar lo que nos gusta o lo que nos genera placer, ni en el sexo con nosotras mismas y mucho menos con los vínculos sexo-afectivos. Mi sexualidad la fui construyendo con en el porno comercial, pero ahí sólo veía vulvas sin pelos, pene penetra vagina, erecciones de 30 minutos continuas, y poco placer para las mujeres. Eso lo repliqué en mis primeras relaciones sexuales, en las cuales, fingí más de una vez mi orgasmo.

Hoy, a mis 35 años ¡Me gusta darme masaje en los muslos y las nalgas! ¡Me gusta ver mi vulva en el espejo! ¡Me gusta bailar desnuda! ¡Me gusta que me truenen besitos en la vulva! ¡Me gusta que me acaricien la espalda! ¡Me gusta que me froten y pellizquen suavemente los pezones! ¡Me gusta que me cobijen y me cucharen! ¡A mí me gusta llevar el desayuno a la cama! ¡Me gusta que me pidan lo que les gusta! No hay nada más cachondo y sexy que eso. Que me digan lo que les gusta y que me pregunten lo que quiero. Aunque llegar a este punto fue un camino de mucha autoexploración, rupturas, y duelos.

El camino de “ autocoñocerme” y politizar el placer comenzó en el 2017. Mi líbido se fue apagando, y un tiempo después la intimidad con mi pareja ya era nula. Mis dildos y juguetes los tenía en el fondo del cajón, como si mi vulva y mi clítoris hubiera olvidado lo rico que era tener una erección y llegar al orgasmo.

Dejé en manos de alguien más la satisfacción de mi deseo, peor aún, me olvidé de lo que era ser una cuerpo deseante. De desearme y darme amor a mí. Además me atravesó la ingesta ininterrumpida de anticonceptivos por cuatro años recetados por mi ginecólogo para regular mi acné hormonal, lo que representaba una cocktail de hormonas para mi estado de ánimo, mi ciclo menstrual, mi líbido. Fue cuando dejé de tener esa conexión e intercambio no sólo de cuerpo sino de mente y espíritu con el que fue mi pareja lo que me hizo voltearme a ver a mí.

Re-conectar y re-conocerme fue posible gracias a terapia (de mente y cuerpo), a la sanación colectiva, a nutrir mi espíritu, a aprender a validar y abrazar mis emociones, mis temores, mis sentires, mis carencias, mis vacíos… He aprendido a amarme tanto que cada encuentro, vínculo y cariño, procuro tejerlo desde el cuidado, la escucha, la presencia, y el placer, y no hablo de sólo de sexo. Procuro darme aquello que no sabía (yo y el otro) cómo darme, o porque no sabían dármelo, o porque me daban lo que tenían y cómo podían.

Paciencia, duda, cuidado, juego, palabra, escucha, corresponsabilidad corpórea y afectiva, ahora me regalo todo ésto. El ser sincera conmigo misma y con el otro me ha conducido al placer.

El amor es una construcción, es una decisión, una elección, un proceso de continuo aprendizaje. De aprendernos a nosotras mismas, de afectarnos y dejarnos afectar por otras personas. Pero el cariño que nunca nos enseñan a cultivar, es el que nos hace florecer más, el amor por nosotras mismas.

Amarme a mi misma

Tenerme toda para mí

Para re-significarme

Para re-conocerme, para des-bordarme

y reconocer mis límites.

Amarme tanto y saberme entera.

Estar en mí, tenerme toda para mí.

Me remembré, me supe deseante, me supe viva porque sentí con todo mi cuerpo. Aprendí que también puedo gozar un proyecto, desear un viaje, cachondearme mientras bailo un cumbión en mi cuarto, que puedo construir vínculos afectivos donde el sexo no sea lo que da sentido a esa afectación. Que mi piel se eriza cuando mis pies tocan la arena del mar. Que puedo crear y amar a otras mujeres.

Me vine, me chorreé

Me seduje,

Me cachondeé,

Me froté,

Me toqué como me hubiera encantado que el otro me tocara, y no pude decírselo.

Hoy soy dueña de mi placer, “I own my pleasure”, porque sé pedir lo que me gusta, porque aprendí a re-conocerme. Masturbarme y darme noches y tardes enteras de cariñito y placer. Ver en el espejo mi vulva, mis labios mayores y menores, abrirla y ver mi vagina. Aprendí que no hay nada de malo en mis labios oscuros, en mi vello en el pubis, me gusta decirle hola al glande de mi clítoris. Me acaricio lento todo el monte de venus, me masajeo suavemente los labios de mi vulva y siento como poco a poco por todo mi clítoris bombea la sangre y se hincha. Lubrico, me meto los dedos a la boca. Me vengo, grito, gimo, contraigo mi suelo pélvico, aprieto mis piernas, me vengo. Me contraigo lento, llego lento, y cuando chorreo me gusta seguir dentro de mí.

Darle el poder a mi cuerpo y sus infinitas posibilidades de crear, sentir y desear. Hacerme cargo de mi placer al permitirme estar cerca y escuchar mi deseo, ha sido el acto de amor y responsabilidad más bonito y generoso que me he dado.

Soberanía de mi cuerpo, dueña de mi placer, tenerme toda para mí, habitarme y moverme a mis propios ritmos.

Me prometí a mí misma seguir combatiendo los discursos que me quieren hacer creer que no soy suficiente, para dejar de autoboicotearme, para crear movimientos que me lleven a territorios, vínculos, y sentires más libres, creativos y amorosos.

Me prometí a mí misma que la relación amorosa más importante a cultivar, explorar y construir es la que sostengo a diario conmigo misma. Avivar mi fuego, ese que mantiene calientito y vivo mi placer, mi creatividad, mi amor por mí. Le prometí a la Eve del futuro que seguiré tejiendo un vínculo más sincero, vulnerable, paciente y conmovedor conmigo misma.

Me prometí nunca más un orgasmo fingido. Nunca más ir de prisa olvidando mi deseo. Dejé esperar que la otra persona me dé placer. Que no soy responsable del placer de nadie y nadie es responsable del mío. Nunca más un enojo o frustración por no obtener lo que esperaba, pues no sabía cómo pedirlo y el otro no es adivino.

Y si el placer decide compartirse que el cuidado entreteja ese vínculo. No dar nada por sentado. Preguntar, y siempre compartir cómo nos atraviesa el senti-pensar de esa persona y saber cómo nos senti-piensa el otro. Cuidar nuestros cuerpos, espíritus, nuestra energía. Darse con ternura, vulnerabilidad, cariño y cuidado. Lo merezco, todas merecemos ésto.

Deseo que a las mujeres desde morritas nos enseñen a ser mujeres deseantes, que re-conectemos con el placer. ¿Cómo dar más cabida al placer? El placer no debe perseguir como mandato o fin el orgasmo. Que el placer sea todo aquello que nos hace vibrar, que nos hace sentir rico, bien, seguras, expansivas, creativas, sin tensiones, sin presiones, sin prisas, sin obligación.

Y deseo también que nos expandamos juntas, porque en este volcarme en mí, re-conocerme y amarme me acompañaron otras, mujeres, brujas, sanadoras y creadoras, que me han dado muchas luces , y me ayudaron a ser el propio amor de mi vida. Se las comparto:

Mujer Pulpo

Fabi Villalba Tantra

Útera Medicina

Matriz Femenina